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jueves, 5 de enero de 2012

Amanecer a su lado



El cielo deja fluir los primeros rayos que simulan un falso crepúsculo antes del amanecer, y de la ventana donde a media noche se reflejaban las ondas invertidas de lluvia vigente, solo soplan las calmadas gotas del roció matutino, opacadas por el vidrio empañado que respeta nuestra cama…

Sophia esta aun dormida en mi pecho, aquellos versos que se quedo leyendo hasta altas horas de la noche surten efecto en forma de somníferos remoticos y la dudas que me enloquecían al posarme en la almohada se han quedado aisladas y giratorias como un móvil lejos de mi cabeza, uno al que ni siquiera puedo divisar desde mi posición de marido cálido…

Una mañana más en esta hermosa relación… una que parece perfecta a simple vista y demasiado complicada como para detallarla un poco más. El espíritu santo, como lo llaman muchos, se ha encargado de erradicar mi sarcasmo y aquellas espinas en mi flor han comenzado a disipar su filo. Los complejos del pasado se vuelven secos y sin importancia, y el amar o depender no es más que una conversación que se acompaña con unas tasas de té y café, grata y elocuente por parte de ambos.

Si en unos años me hubiera visto acariciando su hombro desnudo que se asoma por la sabana delgada, no lo habría creído, o besando sus parpados sin despertar a la doncella, solo un verdadero amante sabe hacer tal hazaña sin desborde de delicadeza. Es tan cálido el silencio, tan reconfortante su cuerpo, que si me muevo ella se mueve, si respiro ella me sigue. Nuestra sola presencia es una sinfonía tranquila arreglada sin quiebre exacto en la más mínima nota.

Suena tan tonto decir “te amo” en estos momentos, ya que las palabras ya no tienen índice de acomodo, es brillante el sordo mudo sensual, y el descubrir el momento preciso es como aplaudir con una sola mano cuando se trata de mujeres.

No estoy cansado, solo dormiré un poco ya que aun no es hora de levantarse, quizás dentro de unos minutos ella pueda deslizar sus parpados arriba y pensar similar a mi. No estoy seguro… Pero uno de los dos debe decir…

“Buenos días”.

1 comentario:

  1. Quiero dedicarte este escrito.. a ti que seguro lo leerás, es lo que espero de nuestro futuro no muy lejano, lo que tantas veces me he imaginado y la palabras muchas veces no pueden llegar describir, te amo.

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