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lunes, 4 de julio de 2011

Fusilados


La fe se vuelve renuente entre las trecheras del pabellón numero 11…
El frio congela las botas de la pequeña Ana que mira aterrorizada como sus padres hacen filas para entrar al terreno baldío de las afueras de la ciudad. Donde los soldados, si, esos demonios armados con palancas de metal forjado que distorsionan el aire con estruendosos estallidos de pólvora…. Ellos están juzgando a los residentes

Si naciste entre doctrinas de agasajadas fiestas “paganas” de adoraciones a velas e incienso, eres uno más de los cadáveres tirados en el barranco aun antes de entrar por la cerca…

Bien podrías negar tu proceder, cambiar el nombre de tu dios y seguir viviendo con migas de pan y agua embarrada con cenizas,

¿Que sentido tendría morir por un ser invisible?

Te permitiría jubilar tu vida terrenal con algo de dignidad, el mantenerte firme a creencias que según lo que muchos dicen, forman parte de tu ser.

La gente de color ya ha sido acribillada y su sangre esta esparcida por el muro, así que mi tierno fluido rojizo no destacara entre los charcos de los muchos aquí presentes…

¿Quien recordara mi nombre?

Cuando mi esposa e hijas están a tan solo unas 20 personas detrás de mi… unos máximos 8 minutos les doy para reunirnos.

No hay forma de escapar, ni posibilidad alguna de aceptar los mandatos de un autoproclamado “señor de la guerra y el hambre”

Míralo allí sentado en su pedestal… un ser humano cualquiera, que se agasaja de violar el concepto de paz he igualdad. Ni mi vida valdrá el mantenerme sumiso al “demonio en botas de cuero”

La pregunta se escucha aun antes de pararme junto al panadero, el pintor y el barbero.

Una oración es nuestra respuesta… y abro la orilla de mis parpados que se comprimen con fuerza mientras repito el nombre del señor… El ultimo estruendo que escuche esa tarde, fue el mas bizarro y satisfactorio de todos.

Un grito que se hace susurro mientras todo oscurece y caigo al piso.

-Que pasen los próximos 4…!!!

1 comentario:

  1. Una imagen de agonía, una historia que no se olvidará...

    Que bueno que regresaste. Un saludo enorme, Eduardo.

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