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domingo, 3 de enero de 2010

El manicomio maldito


El manicomio maldito


Una mirada hacia atrás por mas breve que sea, siempre nos regocija… por mucho que dudemos el estar inquietos, por mucho que ansiemos seguir adelante, aunque tenga un leve ardor, picante y desagradable nuestra perspectiva del ayer. Ni una mente inestable desecha sus recuerdos, porque son estos la base para justificar su incapacidad, la trayectoria indeseable, esté llena de vicios, errores y excesos siempre será la puerta a nuestra actual realidad, y el “hoy” no es mas que las cenizas del incendio, las cicatrices de los golpes dolorosos de la vida, la bienvenida perdida a lo que llamamos futuro, el camino tan duro para justificar nuestra existencia, y morir con decencia después de un tan complicado vivir.
Ahora… me resulta más placentero hurgar en el pasado de los demás, después de todo mis heridas siguen frescas, y las costras por muy grotescas no deben arrancarse, pero actuó de observador, en el sanatorio mental en el que eh llegado a parar después de los atentados del demonio contra mi, me facilito aun así convivir entre dementes, ya que estos son decentes, mas cuerdos que los de afuera debo decir, mi diario sigue manchado por el desbordamiento de pasión, como mi única posesión, este libro glorificado con mis épocas mas duras, mis momentos de tristeza, mis tiempos de amargura y mi indecorosa nobleza que yo mismo eh proclamado… mi diario esta latente aun mas que mí corazón, ya que toma su lugar, resguardado por mis manos aùn mas seguras que mi pecho, este dilata el estrecho por el cual me veo cautivo desde determinado período.
El estado de los personajes con quienes convivo es poco diagnosticable, tal es el caso de Samuel, dice este que su padre le heredo un gran poder, una llave a la imaginación teniendo este el control de la madre naturaleza, con tal certeza en su mirada presumía su habilidad, ¿en verdad es esto locura? o quizás la pura ingenuidad de un niño necesitado, que al convertirse en hombre se niega a adaptarse a su entorno, y refugia su carencia con una sabana de luz, explicándose así mismo los fenómenos que vivía, recuerdo que uno de estos días llegue a acercármele al notar lo sereno de sus gestos.
-¿Al estar en este lugar como puedes armonizar, en tu mecedora con vista? (pregunte escéptico)
-¿Que no es lógico? (me dijo) estoy aquí esperando a que la naturaleza llame, pues esta es mi familia, después de tanto tiempo de convivir en el exilio encontré mi gran amor, el miraje de las praderas florece en mi corazón, y la caída del viento me llena el alma… lo dulce de la calma de los árboles silvestres, el cantar armónico de las aves en sus nidos, el penetrante latido del corazón natural, que le da mas vida al mundo que al mismo ser humano, pues este no es mas que profano del jardín celestial que yace en este cosmos.
-Te entiendo de hecho… (Susurrando le respondo) apasionado por las palabras que mis oídos aplaudían, ¿Por qué vivir en la agonía de esperar a ser querido? si no hace falta mas que una dirección en que enviar nuestro amor. ¿Dicen que tu pasión hacia el ambiente es locura? ¡Que maldita sociedad! ¿Donde queda la hermandad que nos brinda nuestra raza, si con crueldad desplaza a los soñadores al confinamiento?
Me rehusó a estar de acuerdo a toda esta suciedad, y niego mi parentesco con todos estos vagabundos, que no encuentran ni en lo profundo de sus almas entendimiento, el capricho los ha cegado y los consume con el tiempo, la necesidad de evolucionar ¡dementes ellos, que no ven la realidad! y se burlan de nosotros, aunque con poca cabalidad entienden a los demás, se disponen a conflictos de magnitudes mundiales, y destrozan los hogares de familias esperanzadas, y claman por ídolos impotentes ante dios y su magnifica certeza de amarnos para siempre, son estos dementes los que deben estar cautivos,
Los que matan a la gente por dinero en sus bolsillos, los que mienten fácilmente para encontrar el perdón, los que venden sus almas para vivir un día mas, ¿es esa la cordura? El amor nos vuelve locos pero a punta de pureza, que elimina la maleza de los malos sentimientitos, si la pasión nos domina se convierte en obsesión pero ni esta en su explosión se compara con la codicia, que el planeta a adoptado como doctrina indispensable para alcanzar la grandeza.
Después de un dialogo improvisado de hermosos puntos de vista, el individuo Samuel se deleita con mis palabras y dispone a levantarse, (sonriendo)
-Déjame presentarte a mi familia en el jardín, se que al venir les serás de grata compañía
Señalando hacia las flores y a los árboles del pateo comunicándose con ellos cual personas allí paradas… me presenta con orgullo. Impresionado concluyo que es cosa de su ingenio, prolongada su charla se torna en discusión y con temor lo detengo, maldiciendo a la hiedra que brota desde el piso, me quedo sin aire pues su “don” que tanto honraba, no es mas que lo enfermizo de una obsesión concentrada en la viva naturaleza,
Pobre alma desorientada, dos figuras lo levantan y lo llevan aun encierro, después de tanto entendimiento, yo charlaba con un loco, y los demás que ahí yacían no eran diferentes a èl, que trinchado descubrimiento, vestigio de arrepentimiento, quería marcharme de ese infierno, no era mas que obvio mi patético vivir, en mi lucha por existir no eh parado en un refugio, nocivo manicomio que me mantenía prisionero.

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