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domingo, 31 de octubre de 2010

Este tiempo que mata


Aquel que enfermo del tiempo



Noche tras noche me suspendo en el silencioso hábito de caminar por los pasillos, que rellenan de nostalgia como lagrimas de un niño, están manchados por olvido de las penas que aquí nacieron, intrigantes los sucesos que dieron origen a este ambiente que aunque se desborda en silencio te consume el organismo como veneno tan ardiente, estar al borde de un abismo se le acerca fácilmente a este portal al infierno.
Sin embargo no me irrita el caminar sin protección, siendo mi única misión el sobrevivir a la locura, ya que mi única atadura a este mundo terrenal es vivir sin bacilar y encontrar una razón a mis vivencias inquietantes, como alma di ambulante en este mundo sin sentido.
Que magníficos poemas los que escucho a la distancia, pues carezco de arrogancia en lo que a artes se refiere, de uno de aquellos cuartos estas palabras vienen y acarician mis oídos. Me asomo a la habitación con el insomnio dormido y prosigo a escuchar el himno que tanto placer me daba, un compañero poeta un hermano sin dudar, pero ¿Qué hacia en este lugar un alma privilegiada?
-¡Cierra la puerta pequeño ingenuo! Reclamaba con apuro…
-¡¿Que no ves chico inmaduro que “él” podría infiltrarse?! Seré un viejo gruñón, pero se por experiencia que no debes de confiarte, tu también estas enfermo chico tonto por desgracia, no me importa la arrogancia de la cual puedas jactarte, no permito que me mate esa enfermedad mortal, pues vivir es ideal para así evitar la muerte. Hay Epidemia entre la gente de ese virus tan letal.
-Pero a que te refieres sabio poeta, compañero de mi alma, que no ves que en mi no avita ni una sola enfermedad, y el resto de la humanidad tampoco cubre ese reclamo, ¿A que te refieres cuando hablas de esa enfermedad mortal? (Con cautela refiero mis palabras a aquel hombre)
-Pues a aquella que no se esconde, intrigado me responde…
Eh cerrado las ventana para escapar a sus microbios “los segundos” pero es obvio que puedan alcanzarme, los minutos son mas crueles, fantasma come carne que asechan toda la vida, y los días se hacen largos, las semanas te fatigan y los meses te consumen… a los años poco les importas y te desprenden la vida arrebatando tu memoria y convirtiéndola en pasado, después de todo me eh esforzado para no quedar infectado con el nocivo “tiempo”, cada ser en este mundo sucumbe ante su influencia y la cruda magnificencia de su poder en nuestras vidas, me a quitado ya a mis hijos y a mi hermosísima y querida doncella de mi flor, ¡vete navegante en los mares de mi savia que la olas te arrastren y que olvide tu presencia!.
Aunque demente desde luego, aquel hombre describía a nuestro tiempo como un virus, que nos consumía la vida. Sin palabras no me atrevo a responder a su testimonio, pues mi pensamiento era obvio y ese anciano tenía razón, sin abusar de la palabra ni andar con rodeos o alardes ese hombre me enseño, y tal ves no sea yo el que causo mi gran caída, por primera vez en la vida tenia otro responsable.

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